GRINDR

Siempre fui muy franco con el en repetidas ocasiones le dije: "Carlitos no seas tan confiado que no todo el mundo es igual que tu". 

Estas son de aquellas historias que parecen sacadas de una película o de aquellas leyendas urbanas que uno simplemente escucha.

Pues sin más mi amigo Carlos José Moratín es un chico muy guapo de buena familia de 5'8" de estatura poseedor de unos ojos coral simplemente alucinantes enmarcados en esa piel pálida con el rostro pintado de pecas a sus 24 años en esa época ya graduado de Mercadotecnia en la PUCMM y para mi un amigo entrañable. 

Para esa época estaba muy en boga un app que recién comenzaba GRINDR, como joven al fin y por ende con ganas de aventurar y salir con gente nueva Carlitos se inscribió y a las pocas semanas había coincidido con este chico bastante atractivo quien decía llamarse Rafael Vásquez chico de 23 años poseedor de una tupida barba y una mirada penetrante. 

Desde principio ambos empezaron la interacción de forma normal a los pocos días ya ambos habían salido varias veces, Carlos no tuvo reparo en decirle su dirección y todo lo demás a los 10 días de haber empezado a salir ambos fueron a cenar a Outback en Acropolis  después de haber brindado con cocteles y haber degustado suculentos cortes de carnes decidieron recorrer la ciudad en el Honda Accord de Carlos, la noche se antojaba y sin miramientos decidieron intimar en un hotel de la zona colonial  donde también pernoctaron.

Justo después de eso todo por unos días parecía normal pero Rafael le dio cada día mas por llamarlo numerosas veces y el cuando Carlos contestaba solo decía  que era para saber de el y el así se lo dejaba pasar. 

Un día Carlitos vio 16 llamadas perdidas de Rafael  a penas a las 5:00 de la tarde, Carlos le devolvió la llamada Rafael le contestó:

- Coño ¿Dónde diablo taba tu en todo el día?! 

- Mierda Rafael yo he estado todo el día aquí en el maldito trabajo harto y tu llama nada más pa asara no joda tu maricón. 

- ¡Ten mucho cuidado con como me hablas Carlos!

- No fuña tu coño, si esto va a ser asi mejor lo dejamos hasta aquí...

Pasaron unos cuantos días que se distanciaron pero Rafael volvió a embaucar a Carlos atento a su sex-appeal y la química que ambos tenían en la intimidad y después fue que la cosa se puso fea. 

Ya Rafael se le aparecía sin miramientos donde estuviera el a su trabajo,en su casa  se apareció sin conocer a nadie ya sus padres le advirtieron que no querían que el se presentara en la casa más nunca. 

- Aló Rafael ¿que es lo que tu te crees? uno no puede ta tranquilo haciendo nada que de una vez tu te aparece en la casa, en mi trabajo, yo no puedo estar asi no. 

- Carlitos no sea asi tu sabe que yo lo hago pa saber  de ti. 

- No coño tu lo que me ta persiguiendo y por mi vete a la misma mierda. 

Luego de eso Carlos cambió su número, se había encargado de bloquear su teléfono y eliminarlo de todas la redes sociales y borrar su perfil en GRINDR. 

No había pasado bien un mes y de nuevo se apareció Rafael en su trabajo justo a la hora de salida parqueaba su vehículo justo frente a la fachada, al principio Carlos lo tomó como coincidencia  mas lo veía todos los días evitaba confrontarlo para no agriarse. 

Pasaron unos cuantos días ya Carlos estaba alterado se sentía perseguido, estaba empezando  tener problemas para dormir, empezando a sentirse un tanto paranoico evitando salir. Un día que se quedó frente a la casa de unos familiares de el, Carlos salió a enfrentarlo: 

- Ven acá Rafael suéltame en banda! Como diablos tu sabe esta dirección maldito loco, enfermo! Yo estoy muy harto de ti coño déjame vivir. 

- Es que yo quiero estar contigo Carlos, vamos a volver.

- Suéltame, por mi te puedes ir a la misma mierda. 

Y lo empujó queriendo bravear pero Rafael hizo caso omiso y se marchó. 

Luego de plantearle el asunto a una tía abogado esta lo convenció de poner una orden de alejamiento, Carlos un poco desconfiado accedió y pasaron unos diez días todo tranquilo en apariencia, pero Rafael con su obsesión enfermiza seguía vigilándolo de forma silente.

Aunque todo estuviera normal en apariencia Carlos vivía con esa angustia por dentro, el sobresalto de haber estado bajo ese asedio.

Hasta que llegó aquel fatídico día  6 de Septiembre 2011 aún se me revuelve el estómago al recordar la voz de su madre llorosa diciéndome: 

- Ay Nandito mi niño Carlitos tuvo un accidente, el hijo e puta ese se estralló con el en la Luperon, gracias a Dios está estable sin ninguna fractura por suerte solo moretones y está inconsciente. 

- Gracias doña Celeste iré a verlo desde que pueda. 

 Yo falto de aire cerré el teléfono, todavía sin dar crédito a lo que acababa de escuchar ¿en qué mundo es que vivimos? ¿Qué es lo que lleva a una persona a perpetrar hechos así?

Tres días pasaron con Carlitos inconsciente al término de los cuales despertó asustado, gritando con un ataque de histeria.

Al pasar de los días ya tratándose con mi amiga la Dra. Arredondo Carlitos relató lo que sucedió ese dia. 

Sin saber cómo Rafael había conseguido su nuevo número y lo estaba llamando de un número privado continuamente ese día ya en eso de las 5:00 pm el iba manejando hacia su casa del trabajo y lo llamó de nuevo gritandole:

- Carlos porque me dejaste, vamos a  volver, te necesito. 

- ¿Cómo diablo tu conseguiste mi numero? Déjame tranquilo, yo voy a llamar a la policía que ta incumpliendo la orden. 

- Haz lo que tú quieras, tu como quiera tienes que tener cuidado por donde tu maneja no vaya a ser que te pase algo..

Ahí mismo colgó, Carlos siguió manejando alterado hasta que llegó a Luperón esquina San Antón y de la nada salió Rafael y a toda velocidad lo embistió antes de darle tiempo a reaccionar.

En todo el marullo apareció la familia de Rafael provenientes de la Vega alegando que él padece un serio problema mental, pidiendo disculpas ofrecieron ayuda económica para los gastos médicos.

Ahora Carlos lleva una vida normal fuera del país aún mantenemos contacto por redes, por lo que sé está muy bien y contento.

Vuelvo y lo pienso, y mi cerebro simplemente implosiona yo que tu lo pensaría mil veces antes de exponerme en una red social.